Compartir «sentires» en papel (en este caso pantalla) es un acto vivo y cambiante porque los momentos y los pensamientos fluctúan con las experiencias de la vida. Así suelo reservar este medio de expresión para explorar mi creatividad, nutrir, inspirar y porque no, también me permite soltar aquello que a veces se enquista.
Si bien es cierto parece que lo que no se escribe no perdura y menos si no se comparte, me gustaría entonces compartir, sin pretensiones o expectativas, algún capítulo de mi camino en la práctica y en la vida que han dejado huella en mi Ser y que tal vez pueda resonar con las experiencias de otras personas.
Al final somos espejo en este camino de autoconocimiento.
Detalles de una historia
Dualidad…¿Quién soy?… ¿De dónde vengo?…¿A dónde voy? Son preguntas que siempre he tenido presentes, no por mística pero si por mente inquieta y curiosa que con una gran dosis de sensibilidad me han permitido mirar hacia mi interior y hacia el mundo buscando comprender y encontrar cierta armonía.
Así que en medio de mi caos, ya hace algún tiempo, me dejé caer en una clase de hatha yoga… la verdad es que no entendí nada, por lo menos mi mente racional, lo único que supe, es que quería continuar.
Viajé a India
Sin ningún interés especial en practicar yoga o colaborar con alguna ONG, pues esos parecían ser los temas estrella de aquella época si visitabas el subcontinente asiático. Sin mucha expectativa pero con bastante miedo me embarqué en este viaje de tres meses transformadores. Yo solo quería viajar. Lo que acabé descubriendo es que el viaje finalmente sería interior.
Como curiosidad, pude comprobar que cuantos menos planes tienes más posibilidades se abren, y así fue.
Volví a re-conectar con la práctica, Ashtanga, ni más ni menos, una práctica intensa y muy comprometida con el propio proceso de conocimiento personal, pues se basa principalmente en fluir a través de una secuencia fija, respirando. Aunque parece sencillo, casi puedo afirmar que hasta hace relativamente poco mis células y todo mi ser no entendían la sutileza de esa sencillez, quizás por una mala costumbre de hacer todo más complicado de lo que en realidad es.
El enamoramiento
Cuando conectas con tu práctica pasas por diferentes capas, así como en cualquier relación.
Primero aparece un entusiasmo especial, ¡cómo enamorarse! luego llega un ciclo de entenderse, de comprensión, de acuerdos, tú con tu práctica, como un espejo dónde te ves claramente, y es ahí donde entras en un punto de madurez, de serenidad donde sin complejos utilizas lo que has ido aprendiendo en cada paso del camino… pero no hay un fin. El Yoga es el fin y el medio.
La disciplina
Uno de las encrucijadas importantes ha sido encontrar una buena relación con la disciplina.
El concepto de disciplina se ha forjado en nuestra cultura, a mi parecer, con una carga intensa, y no ha sido menos dentro de la práctica de yoga.
Además el Yoga en occidente (generalizando) se reduce básicamente a asana, hecho que limita la conciencia del Yoga al tiempo que pasas sobre tu esterilla. Por ello, se entiende que si no vas a practicar asana “con disciplina” es decir, con asiduidad, no estás practicando yoga. Nada más lejos de la realidad !
Encontrar el equilibrio entre disciplina y aceptación, pasando por el respeto hacia una misma, ha sido un proceso interesante de auto-estudio.
Sin conclusiones absolutas, finalmente utilizo estas dos palabras : Disciplina Amable.
Las herramientas están ahí y el camino está para andarlo.
Parafraseando a Einstein que dijo que si esperabas algo distinto no hicieras siempre lo mismo; entonces, probablemente no va a suceder ningún cambio si tú no haces nada por cambiar.
Estamos llenos de hábitos y patrones que condicionan nuestra existencia. Cambiarlos depende de nosotros y nuestra entrega. Necesitamos practicar.
Para tener una buena relación con la disciplina es importante mantener un auténtico compromiso contigo misma.
La motivación
La motivación es muy importante, ten claro para qué o para quién practicas, tanto si es para los demás como si es para ti, la motivación clara y sincera va hacer que te levantes cada mañana y realices tus compromisos.
Comienza por ese maravilloso hábito de cuidarte, de respirar consciente y de mover tu cuerpo, TODO completamente presente.
Comprométete contigo y entonces verás los resultados.
Encuentra algo con lo que conectes, tira de tus habilidades, deja de acumular sabidurías y ponlo en práctica, por lo menos durante un tiempo para entender si funciona para ti.
No te frustres a la primera de cambio o mejor aún vive esa frustración : todo es parte de la práctica
Entrégate con corazón
Baja a la tierra, cuídate, enraíza tu camino y desde ahí a volar.
Namaste